martes, 28 de junio de 2011

VA CORRIENDO LA APUESTA!!

En muchos estados de la Republica Mexicana es común encontrar carreras de caballos, pero estas no se realizan en algún hipódromo disputando grandes premios por ganar algun hamdi camp, ni son de grandes distancias, ni tan elegantes como se les puede encontrar en Egipto, en el Derby Kentucky o como las extraordinarias carreras que se viven en Irlanda. El estilo de carreras de caballos que encontramos en México, así como las distancias recorridas, el ambiente que se vive y las apuestas son totalmente diferentes a los demás países.



Para empezar aquí las distancia que recorren los caballos se miden en varas, las varas son una unidad de longitud española antigua que equivalía a 33 pulgadas. Según la longitud de la pulgada (en cada región o estado podría variar) la vara puede medir entre 75 y 92 centímetros.



Las carreras por lo regular son entre dos caballos, aunque también pueden disputar la misma carrera hasta cuatro caballos, la capacidad máxima del arrancadero es para cuatro caballos, y a la pista donde corren los caballos se le llama carril. Para decidir quién gano la carrera existe un tipo de juez o la foto final (photo finish).



Desde que uno llega al carril se siente ese ambiente rodeado de música, cerveza, tequila o whiskey adornando las hieleras de los autos y camionetas que se estacionan alado del carril para poder contemplar las carreras y apartar los mejores lugares, la primer carrera se empieza de menor número de varas a mayor, empezando por las 100 varas hasta llegar a la carrera de mayor distancia.


La gente empieza a convivir y apostar dinero, joyas, animales y hasta sus esposas al caballo favorito, mientras que los jockeys montados en el caballo van recorriendo todo el carril jalados por el “Pony” para que la gente los admire, y los dueños de los caballos a correr, afinan detalles acerca de las reglas que tendrán que sortear en la carrera y contando el dinero de la apuesta, la gente espera entusiasmada a que metan a los caballos al arrancadero, las madres agarran a sus niños para que no crucen el carril, los apostadores gritan va corriendo la apuesta, el jockey alistando el fuete, cuando de repente se escucha un silencio total enseguida interrumpido por el grito de ¡Se vinieron! La gente brinca de emoción al ver que su caballo favorito va ganando, pero se transforman en alguien totalmente gris y sin vida cuando ven que al caballo que le apostaron fue el que ha perdido.


Fotos: José Angel MC. Alamo, Veracruz México.

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