lunes, 2 de mayo de 2011

MIURA

Juan Miura fundo en 1842 con la cruza de 220 vacas de Gil de Herrera, 200 vacas y novillos de José Luis Alvareda, todas procedentes de los Gallardo de El Puerto de Santa María. Se añade en 1850 la vacada de Jerónima Núñez de Prado (Cabrera) y dos sementales de Vistahermosa en 1860. A esta cruza hay que añadir la aportación de la sangre navarra a través de un semental regalado por el torero Lagartijo y otro (castaño ojinegro) que regaló el propio duque de Veragua. Además, han añadido aportación genética el semental "Banderillero" de la marquesa de Tamarón (Parladé) y otro del Conde de la Corte.

La leyenda de este toro, el más indómito del campo bravo, ha sido forjada a través del tipo diferenciado y único de un toro de reminiscencias ancestrales. Las cruzas originales han dado como resultado un toro singular: alto de agujas, "agalgado" o levantado del suelo, largo, de gran caja, huesudo, manos y patas altas, fino de piel y algo lavado de cara.



 


Su pelaje aporta otra gran singularidad dentro de variedad: cárdenos, colorados, castaños, sardos, salineros, girones, salpicados, berrendos, luceros, negros zaínos y mulatos... No es un toro astifino, sino de mazorca ancha, gruesa y generosa.


 
En la lidia es un toro cambiante, nervioso, que aprende mucho y rápidamente, de lidia despierta. También saltan toros de nobleza y fijeza, sin duda alguna por la aportación de la sangre parladeña. Toro espectacular desde su salida a la plaza y en el primer tercio. Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para torear.


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